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Si queremos crear una humanidad mejor, debemos dejar de juzgar, de crear juicios.
Debemos ayudar a las personas a ser conscientes.
No debemos dar una consciencia a la gente, es suficiente con darles conocimiento.
Te pueden ser dadas ideas estúpidas y tú las llevarás contigo durante toda la vida.
Las personas deben actuar en base a su conocimiento, no según unos mandamientos, no en base a reglas establecidas por otros, dado que, en este caso, ellos vivirán como esclavos.
Y es así como la humanidad ha vivido hasta hoy.
Aquí, mi esfuerzo por ayudaros a abandonar vuestra consciencia, por eso todas las religiones pueden estar en contra.
El juez está al servicio de la sociedad en la que vosotros habéis sido criados.
Por eso existen tantos juicios como culturas, sociedades, religiones o ideologías.
Viceversa, el testigo es único, no existe diferencia entre un cristiano, un musulmán o un budista.
El testigo es solo uno.
El testigo no te es dado por la sociedad: es el despertar de tu alma, es conocimiento.
Como testigo no condenas, no culpabilizas y al mismo tiempo no muestras signos de aprecio: no evalúas mínimamente, no dices nada.
Os limitáis a observar.
En vuestra mente fluye un pensamiento. Os limitáis a mirar como reflejo en un espejo. No decís que es bueno, ni que es malo, no le dais ninguna etiqueta.
Os limitáis a verlo llegar, lo veis detenerse frente a vosotros, para luego irse.
No hacéis ningún comentario sobre lo que es: un testigo es conciencia que reflexiona en estado puro.
Los jueces son muchos, el testigo es único, si el cristiano se convierte en testigo, será idéntico al musulmán, al hindú cuando este se haga, él mismo, un testigo.
A menos que realicéis un gran esfuerzo por despertaros a vosotros mismos, permaneceréis siempre encerrados en la ideología que os dominará y en el deseo de juzgar siempre todo y a todos: se trata de una estrategia de la sociedad para imponeros su dominio.
Te puedes iluminar, volviéndote más consciente, siendo un testigo más lúcido.
Sed menos jueces y más testigos, cuando te haces testigo y no juzgas, dejas de juzgar a los demás, pero sobre todo a ti mismo.
Esto os hará más humanos, más conscientes, más comprensivos.
El hombre que se juzga continuamente, inevitablemente juzgará también a los demás, ¡más que a sí mismo!
Será cruel, será duro con ellos… si se condena a sí mismo por algo, culpará a los demás todavía más.
Buscará continuamente los errores; nunca conseguirá ver la gloria de vuestro ser humanos.
Se preocupará demasiado de las nimiedades, de banalidades.
Se centrará demasiado en las acciones superficiales.
Un testigo se hace un espejo, sigue observando.
El milagro es este: si consigues observar la mente, sin convertirte en juez, en breve irás más allá de la mente.
Son tus juicios los que te hacen esclavo de la mente: te gusta una cosa y te aferras a ella; otra cosa no te gusta y lo tiras lejos.
De este modo, te quedas atrapado, eres enredado por la mente y te identificas con ella.
De hecho, vosotros no sabéis qué es la verdad, ni qué es el bien, ni qué es lo bonito; todo lo que sabéis lo habéis cogido prestado, todo lo que sabéis es lo que la sociedad os ha dicho.
Y desde hace siglos, la sociedad sigue repitiendo las mismas cosas.
La sociedad no está iluminada; todavía no existe una sociedad iluminada, sino individuos iluminados.
El hombre no es consciente, aunque se hace ilusiones de que lo es y es precisamente esta ilusión lo que protege su inconsciencia.
El hombre es ignorante, aunque pretenda saber y es precisamente esta pretensión (¡creer que sabe siempre todo!) lo que mantiene intacta su ignorancia.
Además, el hombre es el exacto contrario de lo que imagina ser: darse cuenta de dicha verdad es el principio de una gran revolución; ¡la revolución interior!
Se necesita un gran valor para ver dónde se está y qué se es realmente.
Puede ser gratificante creer en ideales exaltantes, pero los ideales sirven para una sola cosa: para ocultar la realidad.
Sigamos creando ideales maravillosos, no es el amor por las grandes ideas lo que nos empuja, sino la necesidad de esconder los hechos en su crudeza.
La persona consciente, en cambio, no cultiva ningún ideal, sino que pone en práctica la realidad de los hechos.
La persona consciente se relaciona con el mundo con conocimiento, y se mantiene única e indivisa: interioridad y exterioridad no están separadas.
Pero es precisamente esto lo que hace cada especie de idealismo: separa el interior del exterior, la realidad de la fantasía; impide ser naturales y espontáneos, obliga a ser diferentes de lo que realmente se es. ¡El idealista es un soñador!
No hay nada malo en soñar, pero ¡miremos los hechos concretos y realicémoslos!
Y así vosotros comenzáreis a creer en la belleza de vuestros ideales, pero detrás de estas vacías palabras, la realidad es bien diferente.
La gente sigue hablando de no-violencia (¡un gran ideal!) durante siglos, sin conseguir jamás ponerla en práctica.
Y no lo conseguirá nunca, porque es precisamente el hablar de ello lo que crea la ilusión más peligrosa: la de haber ya realizado lo que se está hablando.
Y poco a poco, a fuerza de perderse en palabrerías, la ilusión atrapa no solo a los demás, sino también a nosotros mismos.
Después de haber hablado durante siglos de la no-violencia llega el momento de empezar a pensar que nos hemos hecho realmente mansos.
Y este es el motivo por el que se habla tanto de no-violencia.
Aquellos que quieren crecer espiritualmente, deben tomar conciencia de este asombroso enmascaramiento ideológico.
Es fácil nutrir grandes ideales, pero si observáis un poco a los hombres; si conocéis los ideales podéis estar seguros de que la realidad que viven es diametralmente opuesta.
Basta conocer la ideología de alguien para poder deducir lógicamente que su conducta concreta sigue vías del todo antitéticas.
La presencia de ideales prueba solo que hay una realidad que permanece escondida.
No hay ninguna nación que se prepare para la paz, sino que ¡todas se preparan para la guerra!
El violento quiere convertirse en no violento, ¿cómo hacer?
Antes era violento con los demás, ahora será violento consigo mismo.
Hace frío y nieva y alguien está desnudo al aire libre ¿qué está haciendo?
Solo está atormentando a su propio cuerpo y, sin embargo, la gente piensa: “¡Qué alma noble!”.
Y pensad con las dietas para adelgazar, ¡cuántas personas “violan” a su propio cuerpo por presuntos ideales!
El asesino llama más la atención que el suicida, pero entre los dos no hay tanta diferencia; los dos son asesinos, ambos gozan de la violencia.
Liberaros de todos los ideales.
No tratéis de haceros diferentes a lo que sois: limitaos a observar vuestra realidad, sea cual sea.
Ateneos a los hechos, no los confundáis con los sueños, con la fantasía, de otra manera permaneceréis siempre divididos, de seguro no serán las ideologías y los sueños los que os salvarán, no han ayudado a nadie, hasta ahora, por eso es importante ser conscientes de lo que se es.
El cuarto paso: sé un nadie.
Cuando empiezas a pensar que eres alguien, te bloqueas; así, el amor no puede fluir.
El amor fluye solo de los que no son nadie.
El amor mora solo en el nada.
Cuando estás vacío, está presente el amor.
Cuando estás colmado de ego, el amor desaparece.
El amor y el ego no pueden convivir
El amor puede existir con Dios, pero no puede existir con el ego,
porque amor y Dios son sinónimos.
Amor y ego no pueden caminar de la mano.
Por tanto, sé un nadie.
El nada es el manantial de todas las cosas; en el nada nace el infinito...
El nada es Dios.
El nada significa "nirvana".
Sé nada... y en el ser nada, conseguirás el Todo.
En el ser alguien, no darás en el clavo; en el ser nada, habrás llegado a casa.
Nunca como en esta época es importante amar.
Porque cuando amamos de verdad, llegamos a conocernos más profundamente a nosotros mismos y a los demás.
El cuerpo puede ceder a los achaques de la edad, pero nuestro espíritu, cuando ama, o mejor cuando sabe amar – siempre libre – nos permitirá librarnos del ciclo infernal de los imprevistos en que generación tras generación el ser humano reitera los mismos errores.
Si bien los pensamientos se repiten idénticos en la vida de los hombres, existe una entidad capaz de cambiar los destinos: ¡es Amar!
Pero se debe entender cómo.
Este es por tanto el tercer paso: es compartir.
Cuando está presente el negativo, téntelo para ti.
Cuando está presente el positivo, compártelo.
Normalmente, la gente comparte la propia negatividad; nunca comparte la propia positividad.
La humanidad es simplemente estúpida.
Cuando las personas son felices, nunca comparten su felicidad: ¡son extremamente avaras!
Por el contrario, cuando son infelices, son extremadamente pródigas: en este caso, están listísimas para compartir.
Cuando la gente ríe, economiza; ríe, pero con reserva.
En cambio, cuando está enfadada, se encoleriza totalmente.
El tercer paso es compartir la positividad.
Esto llevará tu amor a florecer como un río que nace en tu corazón: y cuando compartes, tu amor empezará a aflorar.
He oído una frase muy extraña de Jorge Luis Borges. Escucha:
Doy aquello que es sagrado a los perros,
Arrojo las perlas a los cerdos.
¡porque lo que importa es dar!
Tú habrás oído todo lo contrario: no le eches nada a los perros, no des las perles a los cerdos, porque ellos no pueden entender.
De hecho, lo que realmente importa no es "lo que estás dando" perlas, santidad y amor, o "a quién" se lo estás dando: esto no es importante.
Lo que cuenta es dar.
¡Cuando tienes algo dónalo!
El amor no es una propiedad para acumular, es irradiar, es una fragancia que compartir.
Cuanto más compartes, más posees; cuanto menos compartes, menos posees.
Por tanto, el tercer paso hacia el amor es compartir la propia positividad, compartir la propia vitalidad, compartir todo lo que se tiene: cualquier cosa bonita que tengas dentro de ti, nunca lo acumules.
Atención no estoy hablando de cosas materiales, de bienes materiales; por tanto: comparte tu sabiduría, comparte tu oración, tu felicidad, tu amor... ¡comparte!
Claro que, si no hay nadie, comparte con los perros, con los gatos, con las flores, los árboles, las piedras… pero comparte.
Lo que cuenta es dar.
Acumular envenena el corazón.
Toda cosa acumulada es venenosa.
Si compartes, tu organismo estará libre de venenos.
Y cuando das, no te preocupes de que el dar no sea correspondido.
¡No esperes ni siquiera un agradecimiento! No quedarás decepcionado.
Compartir es una de las virtudes espirituales más grandes, ¡una de las virtudes más grandes!
El segundo paso hacia el amor es aprender a transformar tus venenos en miel...
Mucha gente ama, pero su amor está profundamente contaminado por venenos: desde el odio a los celos, de la rabia a la posesividad.
¡Tu amor está circundado por mil y un venenos!
El amor es algo delicado: piensa en la rabia, el odio, la posesividad, a los celos... ¿cómo podrá sobrevivir el amor?
En primer lugar, la gente se mueve en la cabeza y olvida el corazón: la mayoría de la gente lo hace.
En segundo lugar, una mayoría vive todavía un poco en el corazón; pero comete otro error; la pequeña llama del amor está rodeada de celos, odio, rabia y de mil y un venenos.
De este modo, todo el viaje se hace amargo.
El amor es la escalera entre el paraíso y el infierno, pero esta escalera tiene siempre dos direcciones: puedes subir o puedes bajar.
Si están presentes esos venenos, la escalera te llevará hacia abajo y entrarás en el infierno, ¡nunca llegarás al paraíso!
En vez de conseguir una melodía, tu vida se convertirá en un infierno; un contraste continuo, un tráfico ensordecedor; un alboroto que te hará enloquecer... un caos de ruidos, sin ninguna armonía.
Vivirás siempre al borde de la locura.
Por lo tanto, la segunda cosa a recordar es aprender cómo transformar tus venenos en miel.
Y cómo los cambios?
No es un proceso muy simple.
De hecho, por llamarlo de "transformación" no es exacta, ya que no es necesario hacer nada, simplemente sentarse en silencio y ver.
No juzgar: no estar en contra ni a favor.
No anime a ella, no reprimirla.
Se adhieren a observarlo, ser paciente, limitado a observar lo que sucede ... dejarlo ir.
Recuerde una cosa: nunca trate de cambiar su estado de ánimo, cuando está poseído por los venenos, simplemente esperando.
Llegará el momento en que el veneno empiece a transformarse en otra cosa... esta es una de las leyes fundamentales de la vida: todo cambia continuamente en su opuesto, en vosotros se dan cambios periódicos – un hombre bueno se convierte en malo y el hombre malo se hace bueno; el santo tiene momentos en los que es un pecador y el pecador vive momentos de santidad.
Solo se necesita esperar.
Nunca actúes cuando la rabia está en su apogeo; de otro modo te arrepentirás y crearás una cadena de reacciones que producirán un karma (ley de causa-efecto siempre operativa en la vida).
La idea de caer víctima del karma está toda aquí: haz algo cuando te encuentres en estado negativo y te encontrarás en una cadena de reacciones sin fin.
Cuando te encuentres en un estado negativo, haz siempre algo, también el otro se hace negativo, y está listo para hacer algo: la negatividad crea más negatividad, la rabia genera rabia, la hostilidad genera más hostilidad, en una cadena infinita de reacciones... y la gente se queda enmarañada los unos con los otros… ¡y la cosa continúa!
Espera.
Cuando estás encolerizado, es el momento para meditar.
No malgastes este momento; la ira crea en ti una energía inmensa... puede ser destructiva.
Pero la energía, de por sí, es neutral; la misma energía que es capaz de destruir, puede ser creativa.
Espera.
La misma energía que puede desbaratar, puede donar la vida... limítate a esperar.
Esperando sin prisa, un día tendrás una gran sorpresa: verás el cambio interior, la rabia se relaja, la energía es liberada y te encuentras en un estado de ánimo positivo; es el estado de ánimo positivo.
Es el estado de ánimo creativo.
Ahora puedes actuar, puedes hacer algo.
Espera siempre el momento positivo.
Recuerda: Actúa cuando estás positivo.
No fuerces la positividad, espera a que esta aflore espontáneamente.
Este es el secreto.
Cuando digo: "¡Aprende a transformar tus venenos la miel! ¡me refiero a esto!
Pregunta: "Estamos viviendo tiempos realmente terribles, el mundo está convulsionado por la violencia. ¿Qué piensa el Profetismo Moderno? ¿Dónde iremos a parar a este paso? ¿Qué será del mundo?” ¡Gracias, sois maravillosos! Giulia de Módena.
. _ ._ .
Respuesta: Si lo pensamos bien la vida siempre ha estado así: ¡en guerra!
La vida es algo imposible: no debería existir así, ¡pero existe!
Pensamos que la mitad de este siglo será conclusiva, esta mitad de siglo determinará el destino de los siguientes siglos.
Será un periodo determinante, verá la total destrucción de la humanidad a lo que seguirá la total destrucción de la vida en este planeta, o el nacimiento de un hombre nuevo.
- Un hombre que no odiará la vida, como ha sucedido en el pasado, un hombre que amará la vida.
- Un hombre que no será de ninguna manera negativo, sino que será afirmativo.
- Un hombre que no deseará una vida después de la muerte, sino que vivirá el momento en alegría absoluta, y pensará en esta vida como un don y no como un castigo.
- Que no será antagonista con respecto al cuerpo, sino que lo respetará como templo del alma.
- Que amará y no tendrá miedo al amor; que vivirá todo tipo de relaciones y, sin embargo, será capaz de seguir siendo él mismo.
Ahora ya no existe una tercera alternativa.
Así como es el hombre no puede sobrevivir.
¡O se cambia a si mismo y se transforma o debe morir y dejar libre la tierra!
Pero nosotros pensamos que “algo” o “alguien” llegará, porque solo en este minúsculo planeta tierra, una cosa de nada… si pensáis en sus proporciones, no es más que un grano de arena - solo aquí nació la vida – y ¡quien la ha creado la protegerá!
Este es el lugar más afortunado de toda la existencia: aquí los pájaros cantan, los árboles crecen y florecen, existen los seres humanos, que, a pesar de los destructores, aman, cantan y danzan y son también solidarios entre sí...
¡¡¡Ha sucedido algo simplemente increíble y nosotros sabemos que será siempre así!!!
El amor es el encuentro, el encuentro orgásmico, entre la muerte y la vida.
Si no conoces el amor, te dejarás escapar el sentido de la vida.
Has nacido, has vivido, estás muerto… pero has fallado.
Te has dejado escapar ese espacio que existe en el medio: ¡el amor!, este intervalo es la cima más alta.
Estos son los cuatro peldaños hacia el amor.
El primero: estar aquí y ahora;
(o sea, estar presentes) porque el amor es posible solo en el aquí y ahora.
No puedes amar en el pasado (¡está muerto!)
Mucha gente vive simplemente en los recuerdos: ha amado en el pasado.
Y muchos otros aman en el futuro; eso tampoco puede hacerse.
Estas son maneras de evitar el amor.
Y el amor es posible solo en el presente, dado que solo en este momento la muerte y la vida se encuentran… en el oscuro intervalo que existe dentro de ti.
Ese intervalo oscuro está siempre presente… está siempre, ¡siempre presente!
Nunca es pasado y nunca es futuro.
Si piensas demasiado... y pensar siempre se refiere al pasado o al futuro, tus energías serán distraídas por el sentir.
Y sentir es aquí y ahora.
Si tus energías se mueven en el esquema del pensamiento, no tendrás bastante para entrar en los sentimientos… y el amor no podrá existir.
Por tanto, el primer paso es estar aquí y ahora (en el presente).
Tanto el futuro (¡quién sabe si llega!) como el pasado (que no vuelve) traen consigo el pensamiento antes citado; es pensar equivocado (¡o en el recuerdo o en el arrepentimiento!) destruye el sentir: una persona demasiado obsesionada por el pensamiento, con el tiempo olvida completamente que tiene un corazón.
Un hombre que está demasiado inmerso en el pensar, con el tiempo empieza a seguir un sendero largo en el que el sentir no tiene voz.
Si no escucha su propio sentir, con el tiempo los sentimientos empiezan a abandonarlo.
Millones de personas están en estas condiciones: no saben lo que significa el corazón.
Piensan que es solo una bomba.
Están totalmente concentrados en la cabeza.
La cabeza es una extremidad; es necesaria, es un óptimo instrumento, pero debe ser usada como un sirviente.
No debería ser el patrón.
Cuando la cabeza se hace patrón y el corazón es dejado a parte, se vive, se muere, pero nunca se conocerá a Dios, dado que nunca se conocerá el amor.
Ese mismo intervalo oscuro, al primer contacto aparece como amor... y cuando nos perdemos totalmente en él, se convierte en Dios.
El amor es el inicio de Dios... o, Dios es la cima suprema del amor.
Se nos ha preguntado: "Querría saber, ¿cuántos sois los que escribís sobre el Profetismo Moderno? Además, querría preguntaros: ¿es posible aclarar el concepto de amor, dado que habláis de él en todos los artículos?"
R. Empiezo diciéndote que somos: ¡Uno, ninguno, cien mil! Como diría el gran Pirandello.
Pero hablemos del amor ahora, es más importante.
La vida es una oportunidad: no tiene ninguna meta.
Es el terreno en el que florecen las rosas del amor.
El amor tiene un valor intrínseco: carece de metas y de sentido lógico.
No tiene ningún fin, pero tiene un significado inmenso; contiene en sí mismo una alegría infinita, un éxtasis especial.
Pero esos no son valores lógicos.
El amor no es un negocio en el que hay objetivos, metas que alcanzar.
En el amor existe siempre una cierta locura.
Y ¿qué es esta locura?
La locura existe, porque no se consigue explicar la razón por la que se ama; no se sabe dar una explicación lógica del propio amor.
Podéis decir que haces un cierto negocio porque necesitas dinero: necesitas dinero, porque necesitas una casa; necesitas un refugio; ¿cómo podrías vivir sin un techo?
En la vida de todos los días, cada cosa tiene una meta precisa, pero en el amor… no se pueden dar explicaciones.
Puedes decir simplemente: "No sé. Solo sé que amar equivale a experimentar la dimensión, el espacio más bonito que existe dentro de uno".
Pero el amor no es un final.
Ese espacio no es cerebral.
Ese espacio no puede ser convertido en un bien de consumo.
Ese espacio es un capullo de rosa, sobre el cual va a posarse una gota de rocío que resplandece como una perla.
Al alba, en la brisa de las primeras horas, el capullo de rosa danza bajo los primeros rayos de sol.
¡¡El amor es la danza de la vida!!
Por ello, los que no conocen el amor, se dejan escapar la danza de la vida, pierden la oportunidad de crecer como rosas, ¡y no hablo del amor solo entre dos personas, por supuesto!
Por eso, según la mentalidad calculadora, computarizada, según el matemático, el economista, el político, el amor es una forma de locura.
El amor parece locura a cuantos no lo han experimentado.
Pero para quien conoce el amor, esta es la única forma de salud mental.
Sin amor, un individuo puede ser rico, famoso, puede gozar de buena salud, pero no puede estar sano de mente, porque no conoce los valores del mundo interior.
La salud mental no es más que la fragancia de las rosas que florecen en tu corazón... y ¡los amantes son los únicos que no necesitan curas psíquicas!
De hecho, el amor es la energía más curativa que existe en la vida.
Quienes no lo experimentan, se quedan vacíos, insatisfechos.
La locura común no tiene ninguna lógica, no tiene método; la locura llamada amor posee un método propio especial: ¿cuál es?
Simplemente este: el amor te llena de felicidad, hace de tu vida unas vacaciones, una canción, te lleva a una quietud y una paz infinitas.
¿Nunca os habéis fijado?
Cuando alguien se enamora (ya sea de la vida, de una religión, etc.) no necesita declararlo.
Sus ojos revelan una profundidad nueva, su rostro refleja una gracia y una belleza nunca vistas.
Su manera de caminar se transforma en danza.
Es la misma persona que antes, pero al mismo tiempo ya no lo es.
El amor ha entrado en su vida; ha llegado la primavera a su ser y, en su ánimo, han brotado las flores.
El amor produce transformaciones inmediatas.
El hombre que no sabe amar no puede siquiera ser inteligente, ni ser agraciado, ni bello.
Su vida no puede ser más que una tragedia.
Para entrar en contacto con la Gran Luz se debe acceder a la apertura de los cuatro niveles (cuatro mentes), os he hablado de ella la vez anterior, de los dos primeros niveles, ahora os hablaré de cómo abrir las otras dos puertas.
Para abrir la tercera puerta debes haber abierto las dos primeras antes.
La tercera puerta está por debajo del subconsciente: es el inconsciente.
La razón abre la primera puerta, el amor abre la segunda puerta – si estás enamorado de La Luz: no convencido, sino enamorado – sientes una armonía, una afinidad, un afecto.
La tercera puerta se abre con el rendimiento, el abandono, estás iniciado en la Luz, esta puerta permanece abierta.
Puedes estar contra la Gran Luz racionalmente.
No importa. La Luz permanece en contacto con vosotros.
Porque una vez que se abre la tercera puerta permanece siempre abierta.
¡Te has rendido!
Y es difícil cerrar la tercera puerta, muy, muy difícil.
Es difícil abrirla y es difícil cerrarla.
Un día puede suceder que decidas cerrarla y dejar de estar rendido.
O puedes ir a rendirte a algún otro.
Pero esto nunca sucede, porque cuando estas tres puertas están abiertas, la Luz trabaja para abrir la cuarta puerta.
Por tanto, es prácticamente imposible que queráis dejar de estar rendidos.
Antes de que consigas hacerlo, la Luz debe haber abierto la cuarta puerta que está más allá de vosotros.
Vosotros no podéis abrirla, igual que no podéis cerrarla.
Es el superconsciente.
Es necesario abrir las tres puertas en vuestro poder, de tal modo que la Luz pueda forjar la llave para abrir la cuarta puerta, porque vosotros no la poseéis.
El esfuerzo de la Gran Luz, para daros el poder del Conocimiento, consiste en tomarse el tiempo suficiente para entrar, a través de las tres puertas anteriores hasta la cuarta puerta y forjar la llave y abrirla, entonces ¡el Mundo ya no tendrá secretos!
Una vez abierta, tú ya no existes.
Ahora no podéis hacer nada.
Incluso podéis cerrar las otras puertas, pero la Luz posee la llave de la cuarta y siempre permanece en contacto.
Incluso si morís, no importa.
Si alcanzáis la razón más remota de la tierra o vais a la luna, no hay diferencia: la Luz tiene la llave de la cuarta puerta.
Y, de hecho, un verdadero Maestro no conserva nunca la llave.
Simplemente abre la cuarta puerta y tira la llave al mar.
Por tanto, no existe la posibilidad de que la roben o de que suceda cualquier otra cosa.
¡No se puede hacer nada!
Con muchos de vosotros la Gran Luz ha forjado la llave de la cuarta puerta y luego la ha tirado.
Por tanto, no tenéis que angustiaros sin razón: no hay motivo.
Ahora no podéis hacer nada.
Una vez abierta la cuarta puerta, ya no hay más problemas.
Los problemas existían antes.
Esa puerta ha permanecido cerrada durante millones de vidas, ha acumulado un sinfín de óxido.
Parece más una pared que una puerta.
Es difícil encontrar el agujero de la cerradura, cada uno de vosotros tiene una cerradura diferente, por tanto, no existe una llave universal, porque cada uno tiene su individualidad, parecido a las huellas dactilares, nadie puede tener las mismas huellas, ni en el pasado ni en el futuro.
Tu llave interior para encontrar la Gran Luz se asemeja a vuestras huellas dactilares.
Es totalmente individual: ninguna llave universal puede ser de ayuda.
Por eso es necesario un Maestro interior que encontrareis en la meditación y en contemplación de la naturaleza, porque es imposible adquirir una llave universal.
Cada uno tiene una puerta diferente, un canal diferente, un tipo de cerradura diverso y un sistema de cierre individual.
Una vez abierta la puerta, el Maestro está constantemente en contacto con vosotros.
Allí donde Él esté, allí donde vosotros estéis, la puerta permanece abierta.
Y esta puerta existe más allá del tiempo y del espacio.
Por eso se llama la supermente: es el superconsciente.
Se nos ha preguntado: "¿Tenéis un maestro que os inspire? ¿Estáis siempre en contacto con el maestro? ¿Cómo podemos ponernos en contacto con él?"
R. No tenemos ningún maestro como lo entiendes tú, pero hemos hablado varias veces solo de la Gran Luz, estamos siempre en contacto con ella, pero también lo podéis estar vosotros.
Claro, porque la Gran Luz está en contacto con todos nuestros (tus) cuatro niveles.
¡El nivel consciente no es el único!
Pero este contacto es posible solo cuando te has rendido completamente y lo has aceptado como Maestro o Gran Luz; no antes.
Si eres un simple estudiante, que aprende de la vida, la Gran Luz está en contacto contigo solo cuando tú estás en contacto con Ella; cuando tú no lo estás, tampoco lo está la Gran Luz.
Este fenómeno lo debes entender.
Tú posees cuatro mentes: la primera es la supermente que es solo una posibilidad para el futuro, del que llevas solo las semillas.
Nada ha brotado: existen solo semillas, es pura potencialidad.
Luego existe la mente consciente que es la segunda de las cuatro potencialidades: un minúsculo fragmento con el que razonas, piensas, decides, discutes, dudas y crees.
Esta mente consciente está en contacto con la Gran Luz a la que todavía no te has rendido.
Por tanto, cada vez que esta mente está en contacto con la Gran Luz, también el Maestro (si te gusta llamarlo también así) entra en contacto contigo.
Si esta no está en contacto, tampoco la Gran Luz lo estará.
Eres un estudiante, y todavía no has aceptado esta verdad en cuanto verdad.
La consideras todavía un profesor.
El profesor y el estudiante existen en la mente consciente.
No se puede hacer nada porque tú no estás abierto.
Las otras tres puertas están todas cerradas. El superconsciente es solo una semilla: no puedes abrir la puerta.
El subconsciente se encuentra por debajo del consciente.
Se puede abrir solo si amas todo y a todos.
Si me lees solo con la razón, solo la puerta consciente está abierta.
Cada vez que la abres la Gran Luz está presente.
Si no la abres, queda fuera: no puedes entrar.
Justo por debajo del consciente está el subconsciente.
Si estás enamorado de la vida, no es solo una relación entre profesor y estudiante, es algo más íntimo; si es un fenómeno de amor universal, entonces se abre la puerta del subconsciente.
A menudo cerrarás la puerta de la mente consciente, y te pondrás a discutir contra Mí.
A veces estarás negativo o te opondrás a Mí, la Gran Luz.
Pero esto no tiene importancia.
La puerta del subconsciente, la puerta del amor está abierta, y la Gran Luz puede permanecer en contacto contigo.
Pero esta tampoco es una puerta perfecta, porque a veces puedes odiar a la Gran Luz.
Si la odias, cierras también esta puerta.
Existe el amor, pero también el odio, en cuanto opuesto.
El odio acompaña siempre al amor.
La segunda puerta permanecerá más abierta que la primera, porque la primera cambia siguiendo estados de ánimo tan repentinos que no puedes saber qué sucede.
Puede cambiar en cualquier momento.
Hace un momento estaba abierta: el momento después ya no lo está.
Es un fenómeno pasajero. El amor dura un poco más.
También él cambia sus humores, pero duran más.
Si la segunda puerta está abierta y tú estás enamorado de la Gran Luz (la vida) puedes permanecer en contacto, incluso si la puerta de la razón está cerrada...
Permanece en contacto y pronto te hablaré de las otras puertas para tener acceso a la Gran Luz, por ahora reflexiona sobre lo que he dicho y hazme preguntas clarificadoras al respecto. ¡Hasta pronto!
Los tres lazos que vinculan a los seres humanos se refieren a los tres problemas de la vida: pero ninguno de estos problemas puede ser resuelto por separado; cada uno de ellos necesita una solución válida para los otros dos.
El primero se refiere al problema de la ocupación.
Nosotros vivimos en la superficie de este planeta, con los únicos recursos de este planeta, con la fertilidad del suelo, con sus riquezas mineras, su clima y su atmósfera.
Ha sido siempre deber de la humanidad encontrar la respuesta justa al problema que estas condiciones nos imponen; y todavía hoy no podemos pensar que hemos encontrado una respuesta exhaustiva.
En todas las épocas la humanidad ha llegado a un cierto nivel de solución, pero siempre ha sido necesario luchar para su mejora y para posteriores conquistas.
El mejor modo para resolver este problema por el que estamos dominados llega por la solución del segundo problema.
El segundo lazo que vincula al hombre es que estos pertenecen a la raza humana y viven en asociaciones con los otros seres semejantes a ellos.
Nosotros siempre debemos contar con los demás, adaptarnos a los otros e interesarnos en ellos.
Este problema se resuelve con la amistad, con el sentimiento social y con la cooperación: con la solución de este problema hemos hecho un incalculable paso adelante hacia la solución del primero.
Fue solo porque los hombres aprendieron a cooperar el que pudiéramos hacer el gran descubrimiento de la división del trabajo; un descubrimiento que representa la principal garantía del bienestar de la humanidad.
"¡Yo que no soy Nadie, así os hablo!", ahora ha llegado el momento de explicaros porqué me declaro un "Nadie".
Los deseos son sueños, no son realidad.
No puedes realizarlos y tampoco puedes reprimirlos: para que tú puedas realizar una cosa es necesario que sea real y también para poder reprimirla debe ser real.
Solo las necesidades pueden ser realizadas o pueden ser reprimidas.
Los deseos no pueden ni ser realizados ni ser reprimidos.
Tratad de entenderlo porque es un punto muy complejo.
Un deseo es un sueño.
Si consigues entenderlo desaparece.
No es necesario reprimirlo. ¿Qué necesidad hay de reprimirlo?
¿Quieres ser famosísimo? Esto es un sueño, un deseo, porque al cuerpo no le interesa hacerse famoso.
De hecho, el cuerpo sufre muchísimo cuando te haces famoso.
Ya no tiene paz, estás continuamente preocupado, molesto por los demás precisamente porque eres famoso.
Voltaire escribió: “Cuando no era famoso, siempre le rezaba a Dios para llegar a serlo. Al final logré ser famoso. Entonces empecé a rezar. Esto es demasiado, ¡es demasiado! Ahora hazme volver a ser nadie"
"Antes de ser alguien caminaba y nadie me observaba, estaba tristísimo. Nadie me prestaba atención, ¡era libre!"
"Luego me hice famoso."
Él escribe: "Y se me hacía difícil caminar por la calle porque la gente se me agolpaba alrededor. ¡Siempre y en todos lados estaba agobiado por la multitud!
Por eso rezaba: “He cometido un error. Hazme simplemente convertirme en un nadie. Me convertí en un prisionero.”
Las personas famosas son siempre prisioneros.
In this article, I would like to focus on Violence and provide an insight into all its various aspects.
It goes without saying that the approach to violence takes on either an objective or a subjective connotation depending on the subjects who use violence, i.e. the oppressed or the ruling class.
Put simply, it is impossible to equate the violence of the "Settler" with the violence of the "Colonized person": the violence of the Settler against the Colonised person and the violence of the latter against the former; these "two" kinds of violence are clearly distinct.
In fact, the violence of the Rich and the violence of the Poor are not the same thing: the Poor actually fight against the root of the power and try to redeem themselves from the violence suffered, which in turn addresses the weak and urges the poor to put the blame for their failure on the lowest, forever repeating the reasons underlying their own failure and oppression.
Obviously, the violence of the Poor who wants to take the place of the rich, thus vexing those who are equally poor or even poorer, looks like the violence of the Rich, since it is based on the same feelings of envy, oppression, grudge and revenge.
This behaviour feeds the violence of the Rich and is also responsible for it.
This violence-revenge does not express the urgency to totally overcome one’s status of exploited or exploiter, as the "grudge" does not rely on "the Last will be the First, and the First will be the Last, so that there will be neither First nor Last."
However, from a logical point of view, the violence used by the "Rich" is different, because the rich can draw on countless resources to act in the name of beauty, magnanimity, mercy, pity and in harmony with the whole world, while the Servants are needy and deprived of the enlightened rationality, therefore they are generally less free and aware than the Rich or even than those who are neither rich nor poor, but released from opposing antagonisms.
Se nos ha preguntado: "Visto que el Profetismo Moderno habla a menudo de Dios, querría saber vuestra idea sobre Dios y qué religión profesáis. ¿Qué significado tiene esta palabra? ¿Existen otros Dioses? ¿Quiénes son?"
R. En el momento en que tú no estás, tú también eres un Dios.
Querría hacerte notar que el Profetismo Moderno siempre ha llamado a esta entidad "La Gran Luz", luego te explico por qué.
Pero centrémonos en Dios.
Dios no es algo especial; Dios es nuestro propio ser.
Dios es nuestra propia existencia.
Cuando os digo que sois Dios, estoy diciendo simplemente que nosotros existimos, ¡que tú existes!
En nuestro lenguaje la Existencia es Dios, son sinónimos.
Nosotros afirmamos que incluso los árboles y los animales son Dios, como también las estrellas y también vosotros.
Claro, ¡hasta tú que me lees o que me has escrito eres Dios!
Tal vez no lo sabíais.
Vosotros podéis no ser conscientes de vuestra esencia divina.
¡Nosotros somos conscientes!
Y en el momento en que nos hicimos conscientes de nuestra esencia divina, nos hicimos conscientes también de la esencia divina de todos los demás.
Por tanto, me resulta difícil deciros cuántos Dioses existen.
Una infinidad… Todos los seres son Dioses en diferentes niveles de reconocimiento, de realización, de consciencia.
Pero pasemos a entender el problema del amigo que nos ha escrito.
Quien es occidental no consigue entender varias cosas, porque su idea de Dios es una idea extremadamente limitada, dictada por el cristianismo y otras religiones afines.
Tenéis una idea de Dios muy restringida.
En oriente, sobre todo en India tienen otras palabras para definir a Dios: ningún otro idioma tiene esa riqueza de lenguaje.
Es obvio, dado que durante siglos han trabajado en la dimensión interior, es natural que se hayan seguido todas las posibilidades implícitas en la existencia de Dios.
Es como para los esquimales: hemos oído decir que tienen nueve nombres diferentes para definir la nieve, porque conocen todas las cualidades de nieve que existen.
Ningún otro idioma posee nueve nombres para definir la nieve, ninguno la ve tan a menudo.
Y os sorprenderá saber que Buda nunca creyó en ningún Dios, y Cristo en la oración del Padrenuestro, dio a entender que el Creador es Padre de todos, que dentro de cada uno de nosotros está la semilla Paterna Divina.
Sabiendo que Dios está dentro (y fuera en la existencia) de nosotros, os digo claramente que habéis sido “bendecidos” por la existencia.
La gracia a descendido sobre nosotros.
Y en el momento en que sucede la visión (el conocimiento) tú desapareces, ya no existes.
El que es “bendecido” es alguien que ya no existe.
Nosotros no somos, Dios es: esta es la experiencia que nos hace bendecidos.
Esta paradoja debe ser comprendida.
El hombre nunca encuentra a Dios.
El hombre solo puede disolverse, desaparecer; en ese momento Dios existe.
En vuestra existencia desciende la presencia de Dios.
Todo el trabajo de la religión tiende simplemente a ayudaros a desaparecer en cuanto ego.
En el momento en que miras dentro de ti y no existe un Yo, no se encuentra el ego, sino total silencio, absoluto vacío, signo de que la materia se ha estabilizado… vosotros sois Dios.
No eres Dios contra los demás; no es que los demás no sean Dios, mientras que tú sí lo eres.
¡Vosotros sois Dios porque en ese caso solo Dios es!
Por tanto, no decimos que somos Dios, mientras los otros no lo son.
Declarándonos, declaramos que también vosotros sois divinos; y no solo vosotros: los animales, los pájaros, las rocas, toda la existencia se compone solo y únicamente de Dios.
No decimos que somos más santos que vosotros, ni que somos más especiales que vosotros.
Decimos simplemente que hemos "desaparecido" y en esa desaparición ha llovido la gracia, ha surgido el éxtasis: habéis entrado así en la "Gran Luz" que es Verdad.
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