Y la Mitología será inevitablemente poética, porque solo la poesía puede ofrecer intuición de lo desconocido.
Jesús murió en la cruz y después de tres días resucitó.
Esto es poesía, no es historia. No es un hecho, es una Verdad.
Se afirma sencillamente que cualquiera que muera en Dios y por Dios, consigue la vida eterna.
Cualquiera que esté listo para morir por Dios, resucita a otro nivel existencial.
Estos seres pierden el cuerpo físico, pero consiguen el cuerpo luminoso.
Ya no están en la tierra, ¡sino que son parte del cielo!
Desaparecen de la dimensión del tiempo y aparecen en la esfera de la eternidad.
Se dice que, al pasar Buda, por todas partes los árboles florecían fuera de temporada.
Esta es poesía, poesía pura.
Nunca ha sucedido como hecho histórico.
Pero demuestra algo y no hay otro modo de hablar de ello.
Se dice que cuando Mahoma viajaba bajo el sol ardiente del desierto, una nubecita, una nube blanca, lo seguía y lo protegía del abrasamiento como una sombrilla.
Esto es poesía espléndida, pero no es ciertamente un hecho histórico.
Un hombre como Mahoma está protegido hasta el mínimo detalle por la existencia.
Quien se haya rendido a la existencia, estará inevitablemente protegido por la existencia.
Estos no son hechos.
Son Verdades simbólicas.
Cualquier cosa que veáis en torno a vosotros es un hecho.
Veis un árbol cargado de flores y de hojas: es un hecho.
Pero si meditas y observas atenta y profundamente, un día tus ojos de repente se abren; se abren a lo real, entonces el árbol ya no será un simple árbol y el Verde será solo la manifestación de Dios en cuanto verde, y la savia que corre por el tronco, hasta las hojas, será un fenómeno espiritual.
Si un día conseguís ver el ser del árbol, la divinidad del árbol, este se convertirá solo en una manifestación de lo Divino y Vosotros habréis visto la verdad.
Para percibir la verdad se necesitan ojos meditativos.
Si no los tenéis, toda la vida es gris, está apagada, compuesta solo por hechos muertos, carentes de relación entre sí, carentes de significado, un fenómeno producto de la casualidad.
Si, en cambio, veis la verdad, todo tiene sentido, todo se une en una armonía, todo empieza a tener significado.
Recordadlo siempre: el significado es la sombra de la verdad. Y cuando viven solo hechos, viven una vida absolutamente insignificante.
El amor
La vida es una canción: cántala.
La vida es un juego: juégalo.
La vida es un reto: acéptalo.
La vida es un sueño: realízalo.
La vida es un sacrificio: ofrécelo.
La vida es amor: saboréalo.
La vida es todo esto. ¡¡¡Es mucho, mucho más!!!
En este caso Cristo o Buda ya no son alguien nacido en un determinado día, sino que son los que nunca han nacido y que nunca morirán, representan la Totalidad, el Todo; son un rayo del infinito, un don del más allá hecho a la Tierra.
De repente, el hecho ha desaparecido, ahora está presente la Verdad.
Pero la historia no puede tomar nota de ello porque la historia está compuesta por hechos.
Hay dos métodos bien definidos.
El primero se llama historia: tiene en cuenta los hechos.
El otro es la mitología: toma nota de la Verdad.
No tenemos ninguna historia que hable de Buda, Mahavira, Cristo,… sería enfangar algo maravilloso, arrastrándolo en la turbia ignorancia de la humanidad.
De estas personas transmitimos mitologías escritas.
¿Qué es la Mitología?
Es una parábola, que se limita a indicar la luna, es un signo, una flecha, que no dice nada.
Y la Mitología será inevitablemente poética, porque solo la poesía puede ofrecer intuición de lo desconocido.
Jesús murió en la cruz y después de tres días resucitó.
Esto es poesía, no es historia. No es un hecho, es una Verdad.
Se afirma sencillamente que cualquiera que muera en Dios y por Dios, consigue la vida eterna.
Cualquiera que esté listo para morir por Dios, resucita a otro nivel existencial.
Estos seres pierden el cuerpo físico, pero consiguen el cuerpo luminoso.
Ya no están en la tierra, ¡sino que son parte del cielo!
Desaparecen de la dimensión del tiempo y aparecen en la esfera de la eternidad.
Se dice que, al pasar Buda, por todas partes los árboles florecían fuera de temporada.
Esta es poesía, poesía pura.
Nunca ha sucedido como hecho histórico.
Pero demuestra algo y no hay otro modo de hablar de ello.
Se dice que cuando Mahoma viajaba bajo el sol ardiente del desierto, una nubecita, una nube blanca, lo seguía y lo protegía del abrasamiento como una sombrilla.
Esto es poesía espléndida, pero no es ciertamente un hecho histórico.
Un hombre como Mahoma está protegido hasta el mínimo detalle por la existencia.
Quien se haya rendido a la existencia, estará inevitablemente protegido por la existencia.
Estos no son hechos.
Son Verdades simbólicas.
Cualquier cosa que veáis en torno a vosotros es un hecho.
Veis un árbol cargado de flores y de hojas: es un hecho.
Pero si meditas y observas atenta y profundamente, un día tus ojos de repente se abren; se abren a lo real, entonces el árbol ya no será un simple árbol y el Verde será solo la manifestación de Dios en cuanto verde, y la savia que corre por el tronco, hasta las hojas, será un fenómeno espiritual.
Si un día conseguís ver el ser del árbol, la divinidad del árbol, este se convertirá solo en una manifestación de lo Divino y Vosotros habréis visto la verdad.
Para percibir la verdad se necesitan ojos meditativos.
Si no los tenéis, toda la vida es gris, está apagada, compuesta solo por hechos muertos, carentes de relación entre sí, carentes de significado, un fenómeno producto de la casualidad.
Si, en cambio, veis la verdad, todo tiene sentido, todo se une en una armonía, todo empieza a tener significado.
Recordadlo siempre: el significado es la sombra de la verdad. Y cuando viven solo hechos, viven una vida absolutamente insignificante.
El amor
La vida es una canción: cántala.
La vida es un juego: juégalo.
La vida es un reto: acéptalo.
La vida es un sueño: realízalo.
La vida es un sacrificio: ofrécelo.
La vida es amor: saboréalo.
La vida es todo esto. ¡¡¡Es mucho, mucho más!!!