Nunca como en esta época es importante amar. Porque cuando amamos de verdad, llegamos a conocernos más profundamente a nosotros mismos y a los demás. El cuerpo puede ceder a los achaques de la edad, pero nuestro espíritu, cuando ama, o mejor cuando sabe amar – siempre libre – nos permitirá librarnos del ciclo infernal de los imprevistos en que generación tras generación el ser humano reitera los mismos errores. Si bien los pensamientos se repiten idénticos en la vida de los hombres, existe una entidad capaz de cambiar los destinos: ¡es Amar! Pero se debe entender cómo. Este es por tanto el tercer paso: es compartir. Cuando está presente el negativo, téntelo para ti. Cuando está presente el positivo, compártelo. Normalmente, la gente comparte la propia negatividad; nunca comparte la propia positividad. La humanidad es simplemente estúpida. Cuando las personas son felices, nunca comparten su felicidad: ¡son extremamente avaras! Por el contrario, cuando son infelices, son extremadamente pródigas: en este caso, están listísimas para compartir. Cuando la gente ríe, economiza; ríe, pero con reserva. En cambio, cuando está enfadada,…